Durante la historia han sido muchos los útiles que han ayudado al ser humano a limpiarse los dientes y la boca. Uno de los primeros fue la utilización de fibras e hilos para eliminar restos de comida entre los dientes. Son los antecesores de lo que hoy conocemos como seda o hilo dental, y que debe su aspecto moderno al dentista norteamericano Levy Spear Parmly, allá por el siglo XIX. Sin embargo su utilización universal no se produjo hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad, el hilo dental está fabricado en nylon, un material barato y resistente, el cual suele tener una capa de producto, ceras, que permite no solo su mejor utilización sino que ayuda a prevenir traumatismos en los tejidos blandos. Además, adicionalmente, se puede elegir según el gusto del usuario hilos dentales con sabores o incluso de diferentes anchos.
Junto con el cepillado y los colutorios, el uso del hilo dental ayuda a prevenir efectivamente tanto las caries como la enfermedad periodontal.
Técnicamente, la seda o hilo dental está indicado para la limpieza interproximal, pues ayuda a retirar el biofilm o placa dental así como las partículas de alimentos en los espacios interdentales. Junto con el cepillado y los colutorios, el uso del hilo dental ayuda a prevenir efectivamente tanto las caries como la enfermedad periodontal.
Según diversos estudios, la utilización adecuada del hilo dental junto al cepillado puede eliminar hasta el 80% de la placa proximal y también es beneficioso para eliminar la placa subgingival, ya que el hilo puede introducirse entre 2 y 3 mm. por debajo del margen entre diente y encía.
Pero, ¿cómo se utiliza correctamente el hilo dental? Ante todo hay que tener en cuenta que no es un método secundario o alternativo, sino complementario al tradicional cepillado. Por ello, se recomienda su utilización antes del cepillado para que después la pasta y los filamentos del cepillo puedan penetrar de forma efectiva entre los espacios dentales.
La mejor manera de aprender su utilización es consultar a nuestro profesional de salud bucal, bien sea dentista o higienista dental. Básicamente los métodos de limpieza con hilo dental están basados en su utilización con los dedos o bien con herramientas como aplicadores de seda dental o enhebrador dental. Éstas últimas son útiles para personas que están aprendiendo a utilizar la seda, para su uso con niños o personas con movilidad reducida.
El método más habitual es del ‘carrete’, o también llamado ‘método del dedo envuelto’. Para ello se corta una pieza de hilo dental de 40 a 50 centímetros de largo. Cada extremo se fija con varias vueltas suaves alrededor de los dedos medio y, poco a poco y ayudándose del índice y pulgar se realizan movimientos de arriba hacia abajo, nunca de lado a lado pues lo que se busca es que el hilo pasé por debajo de la línea de las encías formando una ‘c’.
Otro método de limpieza manual con hilo dental es por medio del ‘lazo’ o ‘método circular’. Con un trozo de hilo de también 40-50 cm. de largo. Se ata en forma de círculo colocando dentro del lazo todos los dedos excepto el pulgar. A continuación, con los dedos índices, se guía el hilo a través de los dientes inferiores y, para los dientes superiores, utilizamos los pulgares como guía. Al igual que con el método del carrete, hay que mover el hilo por debajo de la línea de las encías formando una ‘c’.
Como ocurre con el cepillado, la limpieza con el hilo dental debe realizarse al menos dos veces al día.
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