5 de octubre de 2014

La importancia de visitar regularmente al odontólogo



En temas de salud, la prevención es la mejor receta. Ese consejo es válido en cualquier especialidad pero cobra importancia cuando hablamos de la salud de nuestra boca. Estéticamente es nuestra carta de presentación ante los demás en el día a día pero, también, es fuente de problemas médicos si no la cuidados adecuadamente.

Sin embargo, a pesar de todo, se sigue acudiendo mayoritariamente al dentista solo cuando aparece una molestia, cuando el problema ya ha aparecido. De hecho, menos del 50% de la población visita al odontólogo una vez al año.
Solemos recomendar dos visitas anuales a nuestro odontólogo para prevenir posibles problemas dentales y, en el caso de que estos aparezcan, tengan un más fácil tratamiento.
Entonces, ¿por qué seguimos resistiéndonos a acudir con regularidad a nuestro dentista? El miedo al dolor ya no tiene ningún sentido. Los avances tecnológicos de la odontología moderna han posibilitado tratamientos mucho más cómodos e indoloros para los pacientes.
Otra de las razones argumentadas está en el coste que supone este tipo de revisiones periódicas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Al evitar las visitas preventivas nos exponemos a sufrir patologías que, finalmente, supondrán la visita a nuestro odontólogo y no solo a un coste aún mayor sino con mayores incomodidades y, en muchos casos, derivando en problemas serios de salud.

Muchas patologías bucodentales comienzan sin ningún dolor previo y sólo se manifiestan cuando están muy avanzadas. La única forma de detectarlas en una fase inicial es a través de estas revisiones

El riesgo de enfermedades bucales es permanente y debemos estar alerta. Sin ir más lejos se ha estimado que de aquí a 2020 el riesgo de caries, la principal afección bucal, no disminuirá. Y con la edad, la situación empeora. A pesar de ello, sigue existiendo una falta de conciencia entre los ciudadanos de la importancia de la salud bucal y de su impacto en la salud corporal. Se sigue pensando que los asuntos bucodentales son más estéticos que sanitarios.
Los hábitos educativos se tornan así una pieza fundamental para cuidar nuestra boca, comenzando por la higiene diaria desde que somos niños hasta la visita periódica con nuestro dentista de confianza, al igual que hacemos con nuestro pediatra o nuestro médico de cabecera. Si además fumamos, se bebe alcohol con regularidad, somos portadores de prótesis,  implantes u ortodoncia, o bien tomamos determinada medicación, la atención debe ser aún mayor.
Pensemos, pues, cuándo fue la última vez que visitamos a nuestro dentista y no esperar a tener algún problema o síntoma en nuestros dientes y boca.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario