12 de mayo de 2016

¿Que pasa si no voy al dentista?

La importancia de visitar regularmente al odontólogo

En temas de salud, la prevención es la mejor receta. Este consejo es válido en cualquier especialidad, pero cobra importancia cuando hablamos de la salud de nuestra boca. Estéticamente es nuestra carta de presentación ante los demás en el día a día. Pero, también, es fuente de problemas médicos, si no la cuidamos adecuadamente.Sin embargo, a pesar de todo, se sigue acudiendo mayoritariamente al dentista solo cuando aparece una molestia, cuando el problema ya ha aparecido.Se recomienda dos visitas anuales al odontólogo para prevenir posibles problemas dentales y, en el caso de que estos aparezcan, tengan un más fácil tratamiento.Entonces, ¿por qué seguimos resistiéndonos a acudir con regularidad a nuestro dentista? El miedo al dolor ya no tiene ningún sentido. Los avances tecnológicos de la odontología moderna han posibilitado tratamientos mucho más cómodos e indoloros para los pacientes.
Otra de las razones argumentadas es el coste que supone este tipo de revisiones periódicas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, al evitar las visitas preventivas, nos exponemos a sufrir patologías que, finalmente, supondrán la visita a nuestro odontólogo y, no solo a un coste aún mayor, sino con mayores incomodidades y, en muchos casos, derivando en problemas serios de salud.
Muchas patologías bucodentales comienzan sin ningún dolor previo y solo se manifiestan cuando están muy avanzadas. La única forma de detectarlas en una fase inicial es a través de estas revisiones
El riesgo de enfermedades bucales es permanente y debemos estar alerta. Se ha estimado que de el riesgo de caries no disminuirá. Con la edad la situación empeora. A pesar de ello, sigue existiendo una falta de conciencia entre los ciudadanos de la importancia de la salud bucal y de su impacto en la salud corporal. Se sigue pensando que los asuntos bucodentales son más estéticos que sanitarios.
Los hábitos educativos se tornan, así, en algo fundamental para cuidar nuestra boca, comenzando por la higiene diaria desde que somos niños hasta las visitas periódicas con nuestro dentista de confianza, al igual que hacemos con nuestro pediatra o nuestro médico de cabecera. Si además fumamos, bebemos alcohol con regularidad, llevamos prótesis, implantes u ortodoncia, o bien tomamos una determinada medicación, la atención debe ser aún mayor.
Pensemos, pues, cuándo fue la última vez que visitamos a nuestro dentista y no esperemos a tener algún problema o síntoma en nuestros dientes y boca.

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