4 de septiembre de 2015

El consumo de alcohol afecta a nuestra salud bucal

Existen diversos hábitos que favorecen de forma directa la aparición de enfermedades bucales. La mala alimentación o el tabaquismo son los más conocidos, pero también tiene una incidencia importante el consumo excesivo de alcohol.
El alcohol etílico o etanol es el componente activo esencial de las bebidas alcohólicas. Además de su efecto demostrado en el organismo, también afecta a la cavidad bucal. Por un lado estaría su efecto estético: produce tinción de los dientes y genera mal aliento. Por otro, y no menos importante, estaría la aparición de diversas patologías bucales, que van desde afecciones en la mucosa bucal a caries, erosiones en los dientes, inflamaciones gingivales e incluso cáncer.
Y es que está demostrado que el alcohol, en contacto con la mucosa oral, es capaz de producir alteraciones en su morfología en forma de atrofia epitelial. El metabolismo del etanol produce acetaldehído, una sustancia química tóxica y carcinógena que daña tanto el ADN de las células como las proteínas. Ello supone un incremento de la susceptibilidad de dicho tejido frente a otros carcinógenos químicos, lo que de hecho abre la puerta a que otros hábitos cancerígenos, como el tabaquismo, afecten en mayor medida.
Es importante señalar que muchos de los cánceres de boca, garganta y laringe son atribuibles al consumo frecuente de bebidas alcohólicas. De hecho, el cáncer bucal es uno de los diez más frecuentes a nivel mundial y de los más agresivos.
El consumo excesivo de alcohol también reduce la producción de saliva, una situación que provoca deshidratación de la cavidad bucal y un aumento de la placa bacteriana que es la principal causa de enfermedades periodontales. Esa sequedad de la boca también está detrás de la aparición de la halitosis.
Las bebidas alcohólicas pueden modificar la acidez natural de nuestra boca, que ronda entre el 5,6 y el 7,6. En el caso de combinados con bebidas ácidas carbonatadas, como los gin-tonic, nos podemos encontrar con pH inferior a 2,5 –muy por debajo del rango de 4,5–, en el que los efectos de erosión y desmineralización de los dientes son evidentes.
Al efecto que produce el etanol de las bebidas alcohólicas en nuestra boca hay que sumar la alta concentración en muchas de esas bebidas de azúcares y carbohidratos, sustancias que “alimentan” la placa bacteriana, que ataca directamente al esmalte dental, lo que a su vez provoca la aparición de caries.
Es evidente que por tomarnos un vino o un combinado no vamos a sufrir patologías bucales, pero hábitos de vida en los que este tipo de bebidas sean muy habituales, acompañados de una falta de higiene bucal, pueden provocar a la larga la aparición de problemas graves de salud. Y los estudios clínicos así lo demuestran, con una presencia de periodontopatías (bien gingivitis, bien periodontitis) del 80% en personas alcohólicas.
Es importante que las personas que habitualmente consumen alcohol se autoexaminen la boca frecuentemente para detectar cualquier signo de afección bucal, tanto en dientes como en encías y lengua. Y, como siempre, la mejor ayuda ante cualquier duda se solucionará con una visita a nuestro profesional odontólogo, quien nos aconsejará sobre los mejores hábitos de vida para poder disfrutar de una excelente salud bucal durante muchos años.

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