Alteraciones bucales están directamente relacionadas con el consumo de tabaco y cómo puede este favorecer el desarrollo de enfermedades de las encías tales como la periodontitis, o la periimplantitis, entre otras, así como un mayor riesgo de desarrollar cáncer oral.
La boca es la principal vía de entrada a nuestro organismo y los dientes, la lengua, la mucosa bucal y las encías los primeras en entrar en contacto con agentes externos que pueden alterar su estado, provocando desde modificaciones a nivel estético hasta alteraciones en las encías que comprometen nuestra salud bucal y general.
Alteraciones bucales
- Halitosis: El consumo de tabaco potencia el mal aliento, ya sea el producido por el propio olor del tabaco, el alquitrán, la nicotina u otros aditivos; como por el que se origina debido a otras causas. Y es que “el consumo de tabaco favorece el mal aliento al aumentar la sequedad e irritación de las mucosas de la boca y de las vías respiratorias y digestivas altas lo que contribuye a su falta de oxigenación y dificulta la higiene bucodental”.
- Acción sobre los dientes: Un signo evidente del consumo de tabaco es el cambio de color de los dientes hacia un tono amarillento, reflejo de un deficiente estado bucal.
- Acción sobre el sentido del gusto y el olfato: Tanto el sentido del gusto como del olfato van disminuyendo de manera progresiva alterando especialmente la percepción de los sabores salados lo que puede inducir al individuo a abusar, inconscientemente, de la sal lo que, a su vez, puede aumentar su tensión arterial.
Enfermedad periodontal
El tabaco es un vasoconstrictor y como tal hace que las encías estén menos irrigadas, presenten un color pálido y parezcan menos inflamadas, lo que puede enmascarar uno de los principales signos de alarma de la enfermedad periodontal y por el muchas personas consultan a su dentista o periodoncista: el sangrado de las encías.
El tabaco disminuye claramente las defensas de las encías quedando éstas más expuestas al ataque bacteriano y por consiguiente ser más susceptibles a la infección periodontal. Debido a esta disminución de las defensas, los fumadores no solo tienen tres veces más riesgo de sufrir una periodontitis sino que, además, progrese más rápidamente, se retrase su diagnóstico y en consecuencia el inicio del tratamiento más adecuado.
El 90% de las periodontitis que no responden convenientemente al tratamiento convencional se dan en fumadores.
Se ha constatado, además, que el 90% de la periodontitis que no responden convenientemente al tratamiento convencional se dan en fumadores. Igualmente, en las periodontitis más avanzadas que requieren cirugía periodontal los resultados son menos favorables en los pacientes fumadores.
El consumo de tabaco es un factor clave que dificulta el buen control de la periodontitis así como el éxito en los tratamientos con implantes siendo un factor de riesgo importante en el desarrollo de la periimplantitis (infección e inflamación del tejido de soporte del implante).
Hábitos de una buena higiene bucal y visitas al odontólogo más regulares y frecuentes ayudarán a tener un mejor y mayor control sobre las diferentes alteraciones asociadas al tabaco. Y por supuesto el abandono del hábito de fumar.
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