La salud bucal no depende únicamente de una buena higiene. Lo que comemos y bebemos, las cantidades ingeridas, la textura de los alimentos e incluso la frecuencia o el momento del día en que lo ingerimos, tienen una gran influencia en la salud de nuestros dientes.Buena parte de las comidas y bebidas que ingerimos contienen carbohidratos fermentables, el alimento preferido de las bacterias que habitan nuestra cavidad bucal. Cuando dichos carbohidratos entran en contacto con las bacterias, estas los transforman en ácidos, lo que atenta contra la salud de dientes y encías.
5 hábitos alimenticios que mantendrán tu boca en perfecto estado
1. Consumir moderadamente azúcares y féculas
Además del consabido efecto nocivo del azúcar, se ha demostrado que la pasta, el arroz, las patatas fritas y el pan blanco tienen la misma capacidad que las golosinas y dulces para detonar el proceso de desmineralización del diente. Su consumo tiene que ser moderado si no queremos sobrepasar la línea roja en producción de ácidos.
Además del consabido efecto nocivo del azúcar, se ha demostrado que la pasta, el arroz, las patatas fritas y el pan blanco tienen la misma capacidad que las golosinas y dulces para detonar el proceso de desmineralización del diente. Su consumo tiene que ser moderado si no queremos sobrepasar la línea roja en producción de ácidos.
2. Evitar los alimentos pegajosos
Independientemente de su composición, aquellos alimentos que se adhieren a los dientes (galletas, patatas fritas…) aumentan el riesgo de caries porque dan a las bacterias más tiempo para producir ácido y empezar el proceso de desmineralización del diente.
Independientemente de su composición, aquellos alimentos que se adhieren a los dientes (galletas, patatas fritas…) aumentan el riesgo de caries porque dan a las bacterias más tiempo para producir ácido y empezar el proceso de desmineralización del diente.
3. Espaciar las ingestas de comida y bebida
En los periodos entre tomas de alimentos, la saliva neutraliza los ácidos producidos en la ingesta y empieza así el proceso de remineralización del diente. Si estamos todo el día “picando” o bebiendo no damos tiempo al esmalte para que se remineralice y lo hacemos más vulnerable a la caries. Por ello, es aconsejable limitar las ingestas a un máximo de 6 al día, dejando el máximo espacio de tiempo entre ellas.
En los periodos entre tomas de alimentos, la saliva neutraliza los ácidos producidos en la ingesta y empieza así el proceso de remineralización del diente. Si estamos todo el día “picando” o bebiendo no damos tiempo al esmalte para que se remineralice y lo hacemos más vulnerable a la caries. Por ello, es aconsejable limitar las ingestas a un máximo de 6 al día, dejando el máximo espacio de tiempo entre ellas.
4. Evitar los alimentos y bebidas ricos en ácidos
Alimentos como los cítricos o los tomates son productores de ácido, que favorece y acelera la erosión dental. La ingesta frecuente de estos productos puede resultar muy perjudicial para nuestros dientes. Además, no es recomendable el cepillado inmediato tras su ingesta, ya que la presencia de ácidos junto con el cepillado puede acelerar la erosión dental.
Alimentos como los cítricos o los tomates son productores de ácido, que favorece y acelera la erosión dental. La ingesta frecuente de estos productos puede resultar muy perjudicial para nuestros dientes. Además, no es recomendable el cepillado inmediato tras su ingesta, ya que la presencia de ácidos junto con el cepillado puede acelerar la erosión dental.
5. Consumir alimentos protectores
Hay algunos alimentos que contrarrestan la acción de los ácidos. Un buen ejemplo de ello es el queso y la leche, que contienen calcio, fosfato y caseína, una proteína láctea que protege contra la desmineralización del esmalte dental. Los edulcorantes también tienen un efecto protector, ya que no pueden ser fermentados por las bacterias de la boca. La sacarina, el aspartamo, isomalt, sorbitol o xylitol son endulzantes inofensivos para los dientes. Asimismo, en el mercado encontramos muchos chicles sin azúcar que contienen estas sustancias y que, además, resultan protectores tras las comidas porque su masticación estimula la producción de saliva, contribuyendo a la limpieza de la cavidad bucal.
Hay algunos alimentos que contrarrestan la acción de los ácidos. Un buen ejemplo de ello es el queso y la leche, que contienen calcio, fosfato y caseína, una proteína láctea que protege contra la desmineralización del esmalte dental. Los edulcorantes también tienen un efecto protector, ya que no pueden ser fermentados por las bacterias de la boca. La sacarina, el aspartamo, isomalt, sorbitol o xylitol son endulzantes inofensivos para los dientes. Asimismo, en el mercado encontramos muchos chicles sin azúcar que contienen estas sustancias y que, además, resultan protectores tras las comidas porque su masticación estimula la producción de saliva, contribuyendo a la limpieza de la cavidad bucal.
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