Muchos niños tienen los dientes torcidos o el tamaño de su mandíbula superior no es igual al de la parte inferior por una mala alineación de los dientes, dando lugar a una maloclusión. En estos casos, una revisión con el dentista determinará si es conveniente visitar a un ortodoncista y utilizar aparatos de ortodoncia.
La ortopedia dentofacial y la ortodoncia son una especialidad de la Odontología que se encarga del estudio, prevención, diagnóstico y tratamiento de las anomalías de las estructuras dentomaxilofaciales, para corregir sus posibles alteraciones y mantenerlas dentro de un estado óptimo de salud y armonía.
Es habitual que el dentista u odontólogo sea quien detecte un problema de malposición dentaria o de los maxilares y remita al paciente al ortodoncista. Anteriormente se pensaba que los tratamientos de ortodoncia eran exclusivamente para los niños; sin embargo, hoy en día se sabe que pueden realizarse a cualquier edad, consiguiendo excelentes resultados no solo en la estética, sino en la función y salud bucal.
Cualquier irregularidad que implique una alteración en la función oclusal es considerada como una maloclusión. De esta forma, el apiñamiento dentario o el excesivo espacio entre los dientes (diastemas) altera la correcta masticación. También una diferencia exagerada de la distancia entre los incisivos superiores e inferiores lateralmente (resalte) o en la zona anterior (sobremordida), los dientes incluidos o rotados, la ausencia de espacio acentuada para su erupción o incluso la falta de algún diente definitivo (agenesia) pueden ser el objetivo a tratar por el ortodoncista.
Tipos de aparatosLos aparatos de ortodoncia enderezan los dientes ejerciendo presión constante sobre estos y manteniéndolos en una posición fija durante cierto periodo de tiempo, según el tratamiento. Los aparatos fijos están compuestos de elementos adheridos a los dientes y los removibles pueden ser retirados de la boca por parte del paciente durante la higiene oral y las comidas.
En la actualidad, los aparatos de ortodoncia metálicos siguen utilizándose, pero también es posible elegir brackets más estéticos de plástico, cerámica, zafiro o policarbonato, o incluso transparentes, con un color similar al de la dentadura. En los casos de ortodoncia lingual, el bracket queda completamente oculto para cualquier observador porque se coloca en la cara interna de los dientes. Y también podemos escoger la ortodoncia invisible, una secuencia de alineadores transparentes que mueven los dientes hasta colocarlos en su posición ideal.
La importancia de la higiene bucalPara lograr un buen resultado en los tratamientos ortodónticos es importante mantener una buena higiene bucal, evitando así también padecer halitosis o inflamación de las encías.
Para seguir una limpieza adecuada, será necesario retirar los elásticos y partes extraíbles del aparato de ortodoncia, cepillar las superficies masticatorias de los dientes y asegurarse de llegar hasta los últimos dientes de atrás, tanto en las superficies internas como externas, de forma suave, cuidando no romper los brackets ni los alambres.
Las zonas alrededor de los aparatos deben limpiarse, así como las encías y los espacios interdentales con hilo, seda dental o bien cepillos interproximales. El uso de un enhebrador dental ayuda a introducir la seda o cinta dental en los espacios interproximales y espacios de difícil acceso gracias a su punta semirrígida, que facilita la entrada. Es necesario realizar también enjuagues bucales para eliminar posibles restos de alimentos.
La irrigación bucal está especialmente indicada en personas que quieren una limpieza en profundidad, como los portadores de ortodoncia. En tan solo 3 segundos, los irrigadores bucales eliminan casi la totalidad del biofilm oral (placa bacteriana) depositado en los dientes, las encías y los lugares de difícil acceso, gracias a la aplicación directa de un chorro pulsátil de agua o colutorio.
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